Esta noche me agarro una nostalgia fuerte para Bolivia. Para la Bolivia de mi juventud, y para su música. No la música tradicional sino el rock, el híbrido. La escena musical en cual participé. Como espectador, es verdad, pero sin embargo fue parte de mi realidad, una parte que se queda, de una forma que poco entiendo, hasta ahora. Esa música, y estoy hablando específicamente de la época en cuando el rock boliviano salio de la valle de la sombra de heavy metal y nació un rock mas indígena y localizado. Indígena, pero todavía bajo el señal del imperialismo y el capitalismo. Nacido bajo el auspicio del reino de los muerte-vivientes.
Y que es la nostalgia sino una síntoma de la mala consciencia? Y yo, huyendo de Bolivia tras años y kilómetros de que tiemblo. Es simplemente que Bolivia amenaza a sus hijas? Pues, en Canadá la realidad es lo mismo. Bajo el signo del imperio todas las naciones practican el sacrificio de Moloch. Los faraones tiemblan las niñas, tiemblan lo nuevo, siempre. Lo que nació con Moisés no fue solamente otro israelita. Fue una generación híbrida; de un nuevo orden completamente. Pero híbrida; eso lo sabemos porque el infante fue criado por su madre bajo el autoridad de la princesa. La hibridad, aveces, genera lo nuevo. Por supuesto, tendrá que haber un sitio donde puede pasar un evento para tener un cambio verdadero. No es simplemente que una mezcla de productos o situaciones culturales resulta en la producción de un presente radicalizado. Cuando uno habla de nacimiento el alumbramiento de un mortinato es siempre una posibilidad. Especialmente en una cultura del aborto. Entienden, por favor, que hablo del aborto cultural, el aborto de la política, el aborto de la justicia. Pero, ni modo, no puedo administrar lo de que yo estoy culpable en las fuerzas del faraón. Siempre hay parteras, y los que huyen la responsabilidad del renacer son tan culpables como los soldados.
Que son tus bendiciones, Bolivia? Bendiciones maldichos, que siempre son, te los agradezco. Pero siempre has sido mi penitencia, no mi refugio. Me identificaste como gringo, como agente estraño, y yo no me radicalice. No me permite identificar con tu pena y tu pasión. Yo se lo que llevo en mi alma. Ese amor primaria que me queda como presencia fantasmatica, o hasta como fantasmagoría. Y los que teman espantos son los que no han realizado la presencia de seres humanos, de seres vivientes. Eso también me regalaste Bolivia. Temor de los demonios. Es por eso, y solamente eso, que te he maldicho. Es por eso que llevo en mi corazón el deseo de venganza alado del amor. Tu no me dejaste vivir; me quede en tu presencia como fantasma, ahora te llevo igual. Yo se que no fue tu culpa. Si la culpa fuera tuya te pudiera perdonar. El culpable soy yo, culpable de no amarte fuerte. Culpable de tratarte como colonizador. Hasta hoy en día no he tratado tu memoria con el respecto que mereces. He menospreciado no solamente tu cultura, pero tus luchas. Y los he menospreciado precisamente por serte extranjero y extraño. Extranjero te fui por la naturaleza, ajeno por decisión. Tu decisión y mi decisión. Tu no me entendiste, y yo te menosprecie. Me hablaste con voz de superstición, me hablaste de satanás, de demonios, de los duendes. Condene la debilidad de tu mente, sin saber que llevaría tus demonios conmigo. Sin saber que tu espíritu, a la vez beneficente y maligno se quedaría atrapado en mi Psique. Mas que atrapado, porque es enteramente parte de la fabrica de mi ser. Que es este tumor, y yo soy el tumor. Este fantasma, y yo soy el espanto. No te puedo echar, no te puedo dejar. Tampoco no te puedo besar, no te puedo abrazar. Nos quedaremos, quizás siempre, en este lugar de los ajenos intimas. Te perdonare, quizás, y tu perdóname? Te suplico, lo que quiero es que me entiendas, deseo amarte. Deseo pasar de este lugar espiritual, y partir el pan con los seres vivientes. Los humanos no pueden vivir entre angeles y demonios. Somos carnales, seres materiales. Nuestro deseo, nuestro espíritu es el espíritu humano. Nunca fui tu dios, nunca fuiste mi demonio, ni tampoco mi ángel.
Vivientes. Hay veces que pienso que los que somos, realmente vivientes, es lo único que no fuimos. No te pido salvación. No te pido venganza. A la misma vez, si te los pido. Dame salvación. Dame venganza. Dame absolución. Te suplico, como a un cura. Pero no es la divinidad que busco, lo que busco, lo que no encuentro es la humanidad. Mas que eso, es la vida material. Basta con los espíritus, con almas desincorporados. Maldito tu espiritualidad. Tal como el mio. Yo se que es debido al protestantismo, no es solamente Boliviana. Es mi experiencia, de eso y nada mas hablo. No quiero decir que hay una esencia boliviana. Precisamente no quiero decir eso. Y he dicho que el español es mi penitencia y no mi refugio. Y porque? Los espíritus son los que inhabitan purgatorio, son los corporales que buscan refugio. Y la confianza de que saldré de purgatorio? Pues allí queda la clave de mi suplicación. El cura trabaja en signo de la cura. Solamente renacer. Amantes, enemigos, comadres, algo. Solamente quiero pasar, junto con todo lo que para mi es Bolivia, de la nostalgia y la fantasía al amor y la comunión.
Y que es la nostalgia sino una síntoma de la mala consciencia? Y yo, huyendo de Bolivia tras años y kilómetros de que tiemblo. Es simplemente que Bolivia amenaza a sus hijas? Pues, en Canadá la realidad es lo mismo. Bajo el signo del imperio todas las naciones practican el sacrificio de Moloch. Los faraones tiemblan las niñas, tiemblan lo nuevo, siempre. Lo que nació con Moisés no fue solamente otro israelita. Fue una generación híbrida; de un nuevo orden completamente. Pero híbrida; eso lo sabemos porque el infante fue criado por su madre bajo el autoridad de la princesa. La hibridad, aveces, genera lo nuevo. Por supuesto, tendrá que haber un sitio donde puede pasar un evento para tener un cambio verdadero. No es simplemente que una mezcla de productos o situaciones culturales resulta en la producción de un presente radicalizado. Cuando uno habla de nacimiento el alumbramiento de un mortinato es siempre una posibilidad. Especialmente en una cultura del aborto. Entienden, por favor, que hablo del aborto cultural, el aborto de la política, el aborto de la justicia. Pero, ni modo, no puedo administrar lo de que yo estoy culpable en las fuerzas del faraón. Siempre hay parteras, y los que huyen la responsabilidad del renacer son tan culpables como los soldados.
Que son tus bendiciones, Bolivia? Bendiciones maldichos, que siempre son, te los agradezco. Pero siempre has sido mi penitencia, no mi refugio. Me identificaste como gringo, como agente estraño, y yo no me radicalice. No me permite identificar con tu pena y tu pasión. Yo se lo que llevo en mi alma. Ese amor primaria que me queda como presencia fantasmatica, o hasta como fantasmagoría. Y los que teman espantos son los que no han realizado la presencia de seres humanos, de seres vivientes. Eso también me regalaste Bolivia. Temor de los demonios. Es por eso, y solamente eso, que te he maldicho. Es por eso que llevo en mi corazón el deseo de venganza alado del amor. Tu no me dejaste vivir; me quede en tu presencia como fantasma, ahora te llevo igual. Yo se que no fue tu culpa. Si la culpa fuera tuya te pudiera perdonar. El culpable soy yo, culpable de no amarte fuerte. Culpable de tratarte como colonizador. Hasta hoy en día no he tratado tu memoria con el respecto que mereces. He menospreciado no solamente tu cultura, pero tus luchas. Y los he menospreciado precisamente por serte extranjero y extraño. Extranjero te fui por la naturaleza, ajeno por decisión. Tu decisión y mi decisión. Tu no me entendiste, y yo te menosprecie. Me hablaste con voz de superstición, me hablaste de satanás, de demonios, de los duendes. Condene la debilidad de tu mente, sin saber que llevaría tus demonios conmigo. Sin saber que tu espíritu, a la vez beneficente y maligno se quedaría atrapado en mi Psique. Mas que atrapado, porque es enteramente parte de la fabrica de mi ser. Que es este tumor, y yo soy el tumor. Este fantasma, y yo soy el espanto. No te puedo echar, no te puedo dejar. Tampoco no te puedo besar, no te puedo abrazar. Nos quedaremos, quizás siempre, en este lugar de los ajenos intimas. Te perdonare, quizás, y tu perdóname? Te suplico, lo que quiero es que me entiendas, deseo amarte. Deseo pasar de este lugar espiritual, y partir el pan con los seres vivientes. Los humanos no pueden vivir entre angeles y demonios. Somos carnales, seres materiales. Nuestro deseo, nuestro espíritu es el espíritu humano. Nunca fui tu dios, nunca fuiste mi demonio, ni tampoco mi ángel.
Vivientes. Hay veces que pienso que los que somos, realmente vivientes, es lo único que no fuimos. No te pido salvación. No te pido venganza. A la misma vez, si te los pido. Dame salvación. Dame venganza. Dame absolución. Te suplico, como a un cura. Pero no es la divinidad que busco, lo que busco, lo que no encuentro es la humanidad. Mas que eso, es la vida material. Basta con los espíritus, con almas desincorporados. Maldito tu espiritualidad. Tal como el mio. Yo se que es debido al protestantismo, no es solamente Boliviana. Es mi experiencia, de eso y nada mas hablo. No quiero decir que hay una esencia boliviana. Precisamente no quiero decir eso. Y he dicho que el español es mi penitencia y no mi refugio. Y porque? Los espíritus son los que inhabitan purgatorio, son los corporales que buscan refugio. Y la confianza de que saldré de purgatorio? Pues allí queda la clave de mi suplicación. El cura trabaja en signo de la cura. Solamente renacer. Amantes, enemigos, comadres, algo. Solamente quiero pasar, junto con todo lo que para mi es Bolivia, de la nostalgia y la fantasía al amor y la comunión.